lunes, 15 de octubre de 2012

Una singular camarada (II)

Nunca la oirás decir te quiero. Lo sabes, ella no es una chica normal y corriente, no, ella es diferente. Pero tiene cosas realmente bonitas. Por ejemplo, su mirada... Sí, con sus ojos color café cálidamente abiertos se gira, te mira y sonriendo te grita: mihiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, tu ríes, y en ese momento sabes que es tuya.
Tu amiga, tu confidente, la alegría en persona. No defrauda, nunca lo ha hecho y dudo que en un futuro lo haga. Cuando me preguntan por ella digo que está lejos aun sintiendola muy cerca. Porque de aquí no se ha ido, a mi sola no me ha dejado. Mire donde mire está presente. Será que no la olvido, será que no es fácil hacerlo. Será que cada día que pasa es uno que quiero volver hacia atrás, volver con ella joder, ¿tanto pido? Preciosa, no te olvido; no lo hagas tu conmigo. Reiré a cada segundo, porque así te dedicaré cada carcajada como recompensa a todas aquellas que tu me hiciste sentir. 
Ahora, si lees esto no me llores, tampoco pretendía hacertelo pasar mal, mas bien se me ocurre una cosa: corre hacia tu ventana (NO A SALTAR, IDIOTA) mira al vecinito, ¿Está to' bueno verdad? Vale, pues quedaté con esas vistas de Madrid (si, entre otros muchos preciosos e históricos monumentos), con todo lo bueno en general de allí, que cuando vuelvas no te duela tanto regresar. 
Y tranquila, que aquí el huequico lo tienes bien guardado y reservado, ya puedes irte bien lejos ya, que cuando vuelvas todo seguirá siendo igual que antes.
Te quiere (ver comer una naranja pronto), tu amiga.

1 comentario:

  1. ooooooohhhh emocionante, leyéndola se me saltaban las lágrimas.... DE LA RISA!!! jajajjaja mortal... no puede ser bueno pa´l corazón =) quién fuera ella(sobre todo por las vistas) Y por tener una amiga tan especial que la quiere tanto :´)

    ResponderEliminar

Pensamientos calamocanos