domingo, 30 de septiembre de 2012

Realidad, clara y confusa


Me asomé a la pequeña ventana, vi volar los pájaros como quien ve pasar el tiempo tumbado en una pradera con el cielo abierto. Pero en esa mañana en aquella ventana solo se veía los pájaros y el tiempo que pasaba como segundos. 

 En el aire vi reflejado la soledad, no se oía nada hasta que la primera hoja del gran árbol que podía ver desde donde estaba cayo, rápidamente, tanto que no dejaba sonido alguno, parecía que quisiera que disfrutara del silencio, de la pequeña frisa que esa mañana dejaba, y nunca volvería a sentir.
Y lo único que pude hacer fue reír, ante la llegada del otoño.

 Y en mi pequeña cuidad el cumulo de aire, olores, colores marrones y grises y las nubes de algodón, y todo esto no hizo nada mas que recordarme que todo esto solo era un sueño. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pensamientos calamocanos