Decidí
mirar por la ventana perder el tiempo, como cuando era pequeña, perder el
tiempo en hacer carreras de gotas, ya que por suerte para mi estaba lloviendo,
me quede embobada mirando, de fondo una melodía que no recuerdo muy bien.
Para mi
sorpresa al parecer una de las gotas resbalo de mi cara y detrás de esa otra y
otra, se turnaban en salir, hace tiempo que nos las veía, hace tiempo que no quería
saber de ellas, quise tapar los sollozos pero no sirvió de nada.
Y ahí volvió
a salir la niña pequeña que tanto tiempo había estado encerrada, tanto tiempo
que echaba de menos cometer errores sin importar nada.
Y murió
en su propio llanto, en su propio sufrimiento, por culpa de los problemas que
en su garganta no querían ser soltados.
Como diría
Audrey Harbour en Desayuno con diamantes, hoy era de esos días rojos en los en
cuerpo de invade de ese miedo del cual no se sabe de donde viene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pensamientos calamocanos