sábado, 2 de febrero de 2013

Sueños, promesas y cartas


Un 25 de Abril 

Querida Amanda:


Desde que te marchaste a Nueva York  todo a cambiado, la gente de este pueblo cada vez esta mas loca y si te soy sincera el día que me ofreciste irme contigo me hubiera gustado que de mi saliera un si, pero orgullosa de mi fue un no.
Los prejuicios cada vez están mas presentes y la hipocresía no se donde vamos a parar, aparte de eso por aquí nada mas, como cada primavera el campeonato de baloncesto empieza a finales de este abril, creo que vendrán los de siempre…aunque no vendrían mal que vinieran nuevos ya sabes para alegrar las vistas, como de pequeñas ¿Te acuerdas?.
Perdona por mi mala letra, tengo un poco de prisa pero si no te escribo esto ahora no se cuando podre, hoy tengo visita en el medico y el tren a la  capital sale muy pronto, el medico del pueblo me mando ya que él no tiene los medios para curarme, y ante todo no te preocupes no será grave te conozco.
Espero como cada mes tu llama, no tardes.



                                                                                          Te quiere:

                                                                                                         Violeta



Corrí todo lo que puede de la pequeña oficina de correos hasta la estación de tren, cansada y casi sin poder respirar, el tren llegaba a la estación fue subir y el tren empezar a funcionar, me senté en el asiento mas cercano y me puse a  leer el libro que me regalo mi abuelo.

En la consulta del medico  no había mucha gente así pues estuve en seguida, después de varias pruebas y demás, me dijeron que no tenia nada y que no me preocupara que tomara unas pastillas y fin.

-Todo un día perdido para nada-dije para mí.

Al salir de la consulta tenia unas dos horas para ir por la ciudad y decidí ir a ver a unos familiares de allí, no mucho solo lo suficiente para saludar hablar un poco e irme al tren.

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