Un 25
de Abril
Querida
Amanda:
Desde
que te marchaste a Nueva York todo a
cambiado, la gente de este pueblo cada vez esta mas loca y si te soy sincera el
día que me ofreciste irme contigo me hubiera gustado que de mi saliera un si,
pero orgullosa de mi fue un no.
Los
prejuicios cada vez están mas presentes y la hipocresía no se donde vamos a
parar, aparte de eso por aquí nada mas, como cada primavera el campeonato de
baloncesto empieza a finales de este abril, creo que vendrán los de
siempre…aunque no vendrían mal que vinieran nuevos ya sabes para alegrar las
vistas, como de pequeñas ¿Te acuerdas?.
Perdona
por mi mala letra, tengo un poco de prisa pero si no te escribo esto ahora no
se cuando podre, hoy tengo visita en el medico y el tren a la capital sale muy pronto, el medico del pueblo
me mando ya que él no tiene los medios para curarme, y ante todo no te
preocupes no será grave te conozco.
Espero
como cada mes tu llama, no tardes.
Te
quiere:
Violeta
Corrí
todo lo que puede de la pequeña oficina de correos hasta la estación de tren,
cansada y casi sin poder respirar, el tren llegaba a la estación fue subir y el
tren empezar a funcionar, me senté en el asiento mas cercano y me puse a leer el libro que me regalo mi abuelo.
En la
consulta del medico no había mucha gente
así pues estuve en seguida, después de varias pruebas y demás, me dijeron que
no tenia nada y que no me preocupara que tomara unas pastillas y fin.
-Todo
un día perdido para nada-dije para mí.
Al
salir de la consulta tenia unas dos horas para ir por la ciudad y decidí ir a
ver a unos familiares de allí, no mucho solo lo suficiente para saludar hablar
un poco e irme al tren.
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Pensamientos calamocanos