jueves, 14 de febrero de 2013

Lets do this one more time

Entre un pilón de hojas encontré yo aquel posit. Los humanos de serie somos cotillas admitamoslo, y siempre queremos imaginarnos historias cuentos que nos venden, que vemos en las peliculas, se que no me ocurre solo a mi. Bueno, como iba contando, entre pilones de folios platónicos (estudiantes me entenderán) encontré un pequeño posit de color azul rasgado y con unas marcas de tinta que traspasaban el papel, tuve que ir a por él, estaba claro. Imagínate que era una nota antigua, de alquien que guardó un secreto durante años y antes de morir lo escribió en un posit. Me levanté corriendo de aquella silla de madera, el vigilante no apartaba la vista de mi, quise pensar que estaba enamorado, aunque simplemente fuese el amor de un bibliotecario a sus libros por miedo a que fuesen robados, ya ves tu, por mi. Me levanté corriendo y fui hacia la ventana, no se si por la ambientación que acompaña a la historia o porque jamás nos damos cuenta de los pequeños detalles, pero aquel día vi esa ventana magnífica, preciosa. Estaba tallada en madera de roble, supongo, era oscura y estaba astillada y tenía unas vistas preciosas, daban justo al castillo medieval que envuelve mi ciudad templaria. El posit se había quedado allí en el ventanal, pegado justo en el borde a punto de caer. No iba a permitirlo, por supuesto, yo en ese momento si que no me quedaba sin saber lo que ponía. Ya empezaba a imaginarme: esa nota estaba colocada allí por algo, algo se ocualtaba en esta solitaria biblioteca. Había sido el destino quien me había colocado allí ya que la otra biblio a la que iba a ir había cerrado "temporalmente", para variar. Precisamente ese día estaba sola, yo y el hombre, y no era por casualidad. Alguien había querido que estuviese alli sola, y viese aquella nota pegada en el ventanal. Me fui acercando a ella, cada vez estaba mas cerca, a punto de tocarla, no paraba de temblar y eso lo dificultaba mucho. Estaba nerviosa, era lógico, imagínate que estaba a punto de decsubrir la fórmula matemática que salvaría a la humanidad de su decadencia, o el ingrediente secreto de la cocacola, o la cura contra el cancer. Podían ser tantas cosas, la impaciencia se apoderaba de mi, no alcanzaba la maldita nota. De golpe oigo pasos, aquel siniestro hombre se acerca hacia mi, ¿qué narices querrá ahora? He presentado el carnet es imposible que me reclame nada. Claro, todo tenía sentido, venía a por mi. Todo había sido una trampa, sabían que era muy curiosa y que no podría dejar pasar una historia como aquella. Pero entonces si aun estaba a tiempo de huir antes de que me pillase, ¿por que no lo hacia? Ya lo tengo, cuando estaba en mi mesa aquel hombre vino a darme un batido, un gesto muy agradable por su parte, aunque pensándolo mejor tal vez me había echado algo en la bebida. Jope, que nerviosa estaba apenas me podía mover, estaba paralizada. De repente plash, el posit en mi cara.
-Señorita, señorita. Por favor despierte la babilla está manchando uno de mis libros preferidos.
+¿Qué? Discúlpeme, que verguenza, lo lamento.
-Entiendo que se quede tan sumamente dormida, tenga esto es suyo.
Me devolvió el posit azul, aquel que en mis sueños perseguía.
"Tía, siento la brometa hoy es domingo, no lunes. La biblio va a estar cerrada aunque igual te la abren. Besis, Teresa."
No puede ser, me había confundido totalmente, mi imaginación me habia jugado una mala pasada.
Di las gracias a aquel hombre que amablemente, y por el amor que siente hacia sus libros había abierto la biblioteca por mi.
Me fui a casa pensativa,  algo raro había ocurrido, no había sido un simple sueño. Estuve a punto de acer por el ventanal yo lo presentí asi.
-A veces, los más simples detalles pasan desapercibidos-
"PD: ¿Recuerdas aquel tipo raro de la otra biblio? Tía tuvo un accidente, se suicidó."
Se suicidó y más tarde le salvó la vida; la chica era sonámbula y al quedarse dormida en la biblio fue corriendo hacia la ventana con intenciones de saltar, alguien se lo impidió. Tal vez estaba enamorado de ella, o tal vez se le pegó al pecho, y por tanto desaparecería con ella, la nota de suicidio que jamás pudo entregar a sus padres.

1 comentario:

  1. Buah menudo texto me encanta! *-*, he leido un par de entradas anteriores y son iguales de bonitos me gusta como te expresas porsupuesto te sigo y te leo. Haber si algún día te pasas por el mío. Un beso cielo
    http://hatelovedreamstheend.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar

Pensamientos calamocanos